Demòcratas y republicanos: el compromiso ineludible

Los demòcratas y los republicanos tienen que ser muy creativos y audaces, por demàs, para demostrar al electorado que tienen capacidad para desenredar la crisis que hoy mantiene en vilo al sistema financiero de los Estados Unidos.

 De pronto, todas las prioridades de la campaña electoral se vuelcan hacia este objetivo, y forzosamente el discurso de los candidatos McCain y Obama tiene que seguir el hilo de esta direcciòn.

Le bajaron los humos

La presidenta argentina Cristina Fernández ha tenido que anular, con forceps, su polémica resolución que establecia impuestos a las exportaciones de soja y otros productos del campo argentino.

Pretendiendo que con esos impuestos podría garantizar una estabilidad en los precios y una mejor distribución de las riquezas, su iniciativa nunca convenció a los argentinos, ni mucho menos a los afectados directamente, los productores.

Unidos en la oposición a esa medida, duraron cuatro meses sosteniendo una campaña de rechazo que incluyó paralización de los transportes de comestibles a los mercados, bloqueos de carreteras, encontronazos de las fuerzas del orden y los manifestantes, pérdida acelerada de la popularidad de la mandataria y, finalmene, el golpe de gracia que le dio su propio vicepresidente de la República al decidir en el Senado el voto en contra de la medida.

Las medidas del Presidente

El plan de emergencia anunciado por el presidente dominicano Leonel Fernández para sobrellevar, en lo que queda del 2008, la crisis originada por los altos precios del petroleo y de los alimentos, luce bien ajustado a la dimensión de esta crisis.

El abanico de medidas es bastante amplio, pues ataca las dos fuentes primarias del problema y, además, prioriza las compensaciones estatales hacia los sectores menos pudientes del pais.

Las exenciones arancelarias a las importaciones de vehículos, repuestos y lubricantes para los vehículos del transporte público y los que se emplean en la producción agropecuaria, alivian las sobrecargas que padecían esos sectores.

Que se abra el diálogo

Los problemas de un país no pueden ser afrontados únicamente por sus gobiernos, aunque estos sean los que cuenten con las mayores herramientas y recursos para hacerlo.

Siempre es indispensable que en la toma de decisiones predomine un espíritu plural, que permita integrar al diseño y ejecución de las políticas necesarias en un momento dado a otros sectores, como los políticos, los empresariales, los sindicales y aquellos que entran en el espectro del poder de una nación.

En la República Dominicana, que al igual que otros países afronta la dureza de la crisis de precios petrolera y alimenticia, el grueso de las medidas o disposiciones para encararla le cabe al Gobierno, porque cuenta con los mecanismos y las potestades para hacerlo, pero por igual al Congreso y a los sectores mas decisivos.

Buscando una salida a la crisis

 La iniciativa del presidente dominicano Leonel Fernàndez de articular un frente de paìses para demandar la creaciòn de un fondo de solidaridad con los excedentes de los enormes beneficios obtenidos por los exportadores petroleros cobra cuerpo e interès cada vez mas.
 
 Ya se ha aceptado que este tema sea abordado en una reuniòn especial de las Naciones Unidas en noviembre, luego que la idea prendiera en el seno del Sistema de Integraciòn Centroamericana.
 
 Organizar a un grupo de naciones de distintos continentes en aras de un interès comùn no es tarea fàcil, pero tampoco imposible. En este caso, una misma crisis los amenaza. La crisis del petroleo, derivada de altos precios causados por movimientos especulativos, profundiza los desajustes de las balanzas de pago y dispara la inflaciòn.

Las advertencias del FMI

El director geneal del Fondo Monetario Internacional da por un hecho que los precios de los alimentos esenciales no bajarán por ahora, lo que presagia difíciles tiempos para aquellos países que registran agudos niveles de pobreza.

La situación es tan desconcertante que el propio FMI tiene la convicción de que muchos gobiernos no podrán lidiar con la crisis y se exponen a una desestabilización de sus economías, con el consiguiente malestar social que trae aparejada la escasez y la carestía de los productos de mayor consumo.

De ahí que el FMI haya urgido a las grandes potencias a destinar mayores ayudas financieras o créditos a los países mas vulnerables, antes de que una oleada de protestas y presiones directas de los más afectados los haga sucumbir a la crisis.

La concertación necesaria

Las alzas del petroleo y de los alimentos están poniendo a prueba la capacidad de los gobiernos para mantener la estabilidad social, severamente amenazada por la «bomba inflacionaria» que estas han generado.

No hay maneras fáciles de lidiar con este problema, ya que no hay certidumbre de que el precio del petroleo se reducirá o se estabilizará en un nivel soportable. Como se trata de un factor fuera de control, dinámico y al parecer imparable, sus consecuencias serán mayores.

Dejar que las fuerzas del mercado sean las que decidan los niveles de precios al consumidor que deben tener los combustibles o los alimentos y materias primas que ya escasean puede ser catastrófico para un gobierno que no disponga de recursos excedentarios suficientes para amortiguar el golpe que va directo a los presupuestos de las clases menos pudientes.

Austeridad, no hay otro camino

 
 La gente habla de crisis cuando siente que sus modelos de vida cambian para peor.
 
 El que ve estrecharse su capacidad de compra y de pagos en medio de un ambiente de inflación, en el que los ingresos no aumentan y sí se consumen de inmediato en menos productos y servicios que lo habitual, sufre sin dudas la crisis, no así el que especula o eleva sus márgenes de ganancia y de beneficios netos cuando vende o gestiona en medio de la escasez.
 
 Mientras los magnates del petroleo y de las bolsas de valores obtienen elevadísimas ganancias en sus apuestas de inversiones o por vía de las materias primas básicas que comercializan en el mundo, los que dependen de ellas no tienen más remedio que pagar el costo de la manipulación o especulación en los mercados, sea por los vaivenes de las tasas y tarifas, o por los pánicos que crean en los consumidores todas las expectativas de recesión e inflación, que es la mezcla del fenómeno actual.

Como si nada pasara

Las gasolinas suben una y otra vez más y casi con igual cadencia aumenta el flujo de vehículos en las calles de Santo Domingo, haciendo difícil distinguir cuáles son las «horas pico» del tránsito.

Antes esas «horas pico» eran las de la mañana, temprano, las del mediodía y las de prima tarde, cuando se cerraba el ritmo de la circulación de vehículos que llevan y traen gentes a los trabajos.

Las cosas han cambiado. Y mientras las alzas de los carburantes han determinado, en otros países, rígidas disposiciones para regular la circulación de vehículos en días y horarios y hasta en zonas especìficas, en la capital dominicana se vive todavía como si el galón costase 10 0 15 pesos.

Tumbándole el pulso a los gobiernos

El paro de mas de tres días de 60 mil camioneros chilenos fue suficiente para obligar al gobierno de la presidenta Bachelet a comprometerse a una reducción de los impuestos que se cobran en Chile a los combustibles.

La demostración de fuerza de los camioneros derivó en un rápido y preocupante desabastecimiento de productos y el mercado rápidamente reflejó la crisis en una violenta escalada de precios ante la escasez.

Con la misma cadencia han actuado los transportistas de mercancías y pasajeros en otras partes del mundo, abrumados por los progresivos aumentos en el barril del petroleo y sus consiguientes reflejos de alzas en los combustibles.

La reducción de los vuelos entre EEUU y la RD

Desde septiembre, las principales aerolíneas norteamericanas que viajan a la República Dominicana disminuirán drásticamente sus frecuencias de vuelos presionadas por el alza de los combustibles.

Esto presagia una cadena de dificultades para el turismo y para la economía, en sentido general.

El turismo es la principal fuente generadora de ingreso y, en gran medida, es también uno de los grandes sectores empleadores del país.

La actividad hotelera, los deportes acuáticos o aéreos y el golf, son pilares de esta industria, que ahora parece fortalecerse con el llamado «turismo inmobiliario», que consiste en crear y comercializar propiedades de lujo, como villas y townhouses, así como apartamentos de todo tipo en unos entornos privados que cuentan con marinas y campos de golf.

No a las armas, sí a la producción alimenticia

La Organización de las Naciones Unidas, a través de su órgano para la Agricultura y la Alimentación (FAO) está alarmada por la ominosa amenaza de una hambruna mundial y busca revertir ese horizonte animando a sus miembros a destinar mas recursos para la producción alimenticia.

La ONU tiene ahora la mejor oportunidad de mostrar que su preocupación es sincera y no hipócrita. Solo tiene que pedir a cinco de los miembros de su Consejo de Seguridad ( Estados Unidos, Rusia, China, Francia e Inglaterra), que destinen proporcionalmente una parte de los incalculables y fabulosos gastos en armamentismo para un fondo de producción alimenticia del cual también se beneficiarán y protegerán, tanto o mas eficazmente que lo que procuran al abastecerse de tantos instrumentos de muerte y destrucción.

Los países del Tercer Mundo, que en la década de los noventa se gastaban mas de 350 mil millones de dólares en compra de armamentos, tienen que poner de su parte suspendiendo o reduciendo esas adquisiciones, que no conducen a nada positivo para el futuro de sus pueblos.

Expectativas ante la Cumbre de Roma

Los líderes mundiales están conscientes de la volatilidad en que se encuentran sus naciones, a propósito de los altos precios del petróleo y la disminución de la oferta alimenticia elemental para asegurar la vida humana.

Saben que si esos dos factores no son rápidamente puestos bajo control, o minimizados, está en riesgo el porvenir polìtico de los propios sistemas bajo los cuales ejercen sus mandatos, no importa si se trata de regìmenes democràticos o de dictaduras.

De la variopinta muestra de representantes que asistirán a la cumbre se desprende que hay preocupación global por las consecuencias, primero, de la escasez y encarecimiento de los alimentos básicos, y, por igual, el impacto que tiene en sus economías la carestía del petróleo, que es el carburante que mueve en esta era el progreso de los pueblos.

¿Y quién puede pagar esa deuda?

En el actual contexto de alzas petroleras y de los alimentos básicos, que tienen al mundo en vilo por las consecuencias sociales, políticas y económicas que pueden desencadenar, es dificil que los países en desarrollo puedan pagar sus deudas externas.

El tema ha sido puesto en la mesa de debates por el presidente dominicano Leonel Fernández, durante la recién celebrada cumbre de presidentes del Sistema de Integración de Centro América en El Salvador.

La idea es que se convoque de urgencia a una asamblea general de las Naciones Unidas para tratar exclusivamente del peligro que se ciernen sobre la estabilidad económica y la democracia de la mayor parte de los pueblos del mundo, a raiz de la progresiva subida de los precios petroleros y de la hambruna que se teme si los productos básicos de la alimentación humana siguen escasos y, además, caros.

Medidas concretas para enfrentar la crisis

México y Panamá han tomado ya medidas concretas para enfrentar los efectos de la crisis mundial de precios y abasto de alimentos.

Han rebajado sustancialmente los aranceles a la importaciòn de alimentos y materias primas y han dispuesto elevadas sumas de dólares para financiar el aumento de las áreas de siembra de productos diversos.

Las medidas de reducción de aranceles alcanzan también los abonos, fungicidas e insecticidas, que constituyen uno de los componentes de costos más gravosos en la agricultura latinoamericana.

¿Ahorrar?

Nadie puede ignorar que la actual escalada de los precios del petróleo fue preanunciada con bastante antelación y que todavía no ha cesado su dinámica. Es decir, que el petróleo seguirá subiendo.

Ahora bien, ¿en qué medida las sociedades se prepararon efectiva y eficazmente para amortiguar ese golpe?

Por lo visto, de ninguna forma. Ni siquiera con la más elemental y sencilla: la del ahorro o uso mesurado y racional del combustible.

Un mundo convulso

El alza del petroleo, tanto en los 70 como en los 80 y ahora, agravada, en la presente década, ha tenido y tiene un efecto demoledor sobre las economías de todo el planeta.
 
 No hay otra causa que se le compare en cuanto a la onda expansiva de sus repercusiones. De ahí que ahora, en todo el mundo, la reacción ante la subida del barril de petroleo crudo a mas de 135 dólares ( y con tendencia a trepar hasta los 150 dólares antes de que finalice el año) y la consiguiente alza de los precios de los combustibles, sea progresivamente violenta.
 
 Las protestas y paros que se escenifican para presionar a los gobiernos a reducir los elevados impuestos a los combustibles o a congelar los precios y mantener subsidios en el transporte, se unen a los agobios que sufre una gran parte de la humanidad pobre para poder alimentarse o para conseguir comida barata.

Un campo minado

La economía dominicana parece encontrarse en un campo minado de amenazas, tanto internas como externas.

Las externas, por supuesto, provocan los desajustes internos, como ya está pasando en otras naciones al lidiar con cuatro problemas capitales: el aumento del precio del petroleo, el alza de los alimentos, la crisis financiera de los Estados Unidos y las consecuencias de los cambios climáticos en el mundo.

Ninguna están bajo su control. Lo único que está en control de los gobiernos es el manejo de políticas fiscales, de inversiones y de asistencia social y apoyo a la producción alimenticia, como una forma de amortiguar, hasta donde sea posible, los traumáticos efectos de aquellas cuatro crisis combinadas.

¿Atenderán al llamado de unidad nacional?

No es usual que los gobernantes reelectos reciban, como ocurre en el primer mandato, una gracia o indulgencia de la oposición en sus primeros cien días.

Al tratarse de una continuidad del régimen, el nuevo período se conecta al anterior sin transiciones relevantes.

Ahora que el Presidente Leonel Fernández ha ganado el apoyo popular para continuar en el poder cuatro años más es probable que la oposición , en lugar de unirse a él en el enfrentamiento de la crisis alimentaria y de precios petroleros, lo deje lidiar solo con sus propias remedios.

El «tsunami silencioso»

Con esta descripción tan certera como lúgubre ha descrito la directora del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas la actual crisis en los abastecimientos y precios altos de los productos de más consumo en el planeta.

La situación es de tal magnitud que tanto en Londres como en Caracas o Nicaragua están concurriendo en estos momentos los expertos y algunos gobernantes para buscar una rápida respuesta a la crisis.

Una combinación de factores -el alza petrolera, los fletes, el cambio climático y una merma en la producción mundial- han creado las condiciones para que el mundo se exponga a un «tsunami silencioso», vale decir, a una hambruna que haga sucumbir aun más en la miseria a millones de pobres y que convierta de la noche a la mañana en seres carenciados a más de cien millones de ciudadanos a todo lo largo y ancho del globo.