¿Quién está ganando la batalla?

El tráfico y consumo de drogas asume ya características de pandemia en la República Dominicana.

Basta comprobar el número de los arrestados, el de los sancionados judicialmente, el de los que guardan prisión, el de los consumidores conocidos, el de los agentes de la autoridad sorprendidos en el contubernio, y en la escalada de la criminalidad que se asume como una consecuencia del fenómeno.

Lo de pandemia es por su extensión, por su daño y por su capacidad de expansión. Todos estos factores combinados se conectan entre sí, son causa y efecto al mismo tiempo, y lo peor es que los remedios usados para hacerle frente no han resultado del todo suficientes y eficaces.

Los narcos vapulean la seguridad nacional

A juzgar por lo que admiten las propias autoridades militares dominicanas, el espacio territorial marítimo y aéreo del pais está siendo regularmente violado por lanchas y avionetas cargadas de drogas, en un tráfico que luce dificil de controlar.

Las incursiones ilegales ponen de manifiesto una gran deficiencia de la autoridad para evitarlas, ya que no disponen de aviones ni barcos suficientes para proteger el territorio adecuadamente. Los escasos golpes que se han dado al narcotráfico son aquellos en que la inteligencia y las unidades militares anti-drogas de los Estados Unidos intervienen, gracias a sus poderosos equipos satelitales de rastreo y detección en el cielo o en el mar.

Si el desafío de las incursiones es mayor, por igual lo es su mercadeo en el país y su re-exportación a otros destinos, como Estados Unidos y Europa.

El rasero de la ley y de la moral

Renuncias, forzadas o voluntarias, han ido desencajando el cuadro de mandos de la administraciòn Bush en los últimos meses.Relevantes figuras del gobierno, o aliadas a él por la vía partidaria, han quedado defenestradas no solo por denuncias de manejos escandalosos en sus funciones, sino por inconductas y aberraciones que chocan con la moral y la integridad que deberían regir sus vidas.

En otros casos, las dimisiones han sido el resultado de contradicciones o desacuerdos con polìticas de la administración republicana, y ahí están los casos de generales dimitentes por no estar conformes con la logística ni los alcances de la lucha contra el terrorismo, al amparo de la cual se han producido ya dos masivas invasiones en Irak y Afghanistán.

Los «fantasmas» dominicanos

Los fantasmas dominicanos son afortunados y sabios. Y aparte de eso, demasiado diestros para no permitir que nadie rasgue su magica «invisibilidad», de la que han sacado siempre los mayores provechos.

Los fantasmas de aquí cobran puntualmente en nombre de gentes que ya dejaron este mundo. Se las arreglan para recibir pensiones del Seguro Social o de la secretaria de Finanzas. O para obtener cédulas nuevas o actas de nacimiento y certificaciones oficiales que les permitan viajar al exterior, cambiar de identidad o votar de manera campante en unas elecciones.

Muchos se resisten a la transparencia

La adopción de leyes de acceso a la información pública se ha ido generalizando gradualmente en América Latina, pero aún falta por vencer la resistencia de funcionarios o autoridades a toda transparencia.

En Brasil hubo que librar una gran batalla para que un periodista que investigaba la fortuna de los dirigentes políticos y los legisladores lograra sus propósitos, luego que el tribunal supremo de elecciones, en medio de la presión de la opinión pública, obligara a esos líderes y congresistas a divulgar sus patrimonios.

Fernando Rodríguez, el periodista, se interesó un día por conocer los gastos en que incurren los legisladores para establecer si los salarios que ganan, o el patrimonio que los respalda, los justificaban.

Espaldarazo a la ley de acceso a la información

Las entidades públicas y los funcionarios que las dirigen suelen ser reacios al cumplimiento de la ley de acceso a la información.

No les gusta, para nada, que cualquier ciudadano o mucho menos un periodista escudriñador les reclame la entrega de papeles o documentos cuyo conocimiento y divulgación pueden interesar al pueblo.